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unisex
Descripción

 

Detalle:
Este juego propone una dinámica de juego donde se premian los esfuerzos en resolver el problema, independientemente de que las soluciones ideadas por los niños funcionen o no.
Se desarrolla a través de 5 tarjetones que operacionalizan los pasos lógicos de la estrategia para pensar y resolver problemas, de manera flexible.
Así, en la Tarjeta de Comienzo, se aprende a definir el problema en términos concretos y objetivos; sin juicios de valor, atribuciones y/o pensamiento emocional.
En el 1° Paso, se descubren los distintos componentes que caracterizan el problema, redefiniéndolo desde una nueva perspectiva y clarificando la situación final a la que se desea llegar.
En el 2° Paso, se estimula la creatividad y flexibilidad en la búsqueda de soluciones alternativas.
En el 3° Paso, se asigna valor a las soluciones teniendo en cuenta la realidad objetiva y preferencias personales del niño.
Finalmente, en el 4° Paso, se activa un proceso de evaluación, partiendo de la visualización de la secuencia de acción y el análisis de los resultados obtenidos. En esta última tarjeta, se promueve la reflexión acerca de la importancia de prever posibles inconvenientes en la implementación de soluciones que resulten ineficaces, y se alienta al niño a poner en práctica en su vida cotidiana la estrategia de solución que resulte exitosa.
Cantidad de jugadores: 2-4
Edad: 6 a 12 años.
Usos:

Se basa en un modelo de resolución de problemas; donde los niños pueden fortalecer su aprendizaje a partir de proponer sus propias soluciones eficaces, reflexionar sobre las consecuencias de ponerlas en práctica, y aumentar la seguridad en sí mismos, entrenando la toma de decisión.
Es una herramienta pedagógica y divertida que ayuda a modificar la manera en cómo los niños piensan a cerca de la situación conflictiva (marco conceptual) y cómo se sienten debido a ella (marco emocional). Permite cambiar la forma en que el niño percibe el conflicto o problema, el significado que le atribuye y la manera en que actúa para resolverlo.
Los niños se enfrentan cada día a situaciones problemáticas o conflictivas que no saben muy bien cómo resolver. Así, pueden actuar sin pensar (impulsividad); insistir en una solución ineficaz (rigidez cognitiva); enredarse en discusiones sobre las causas, en vez de enfocarse en las alternativas de solución (pulseadas por la razón); y/o quedar atrapados en un pensamiento circular de autocrítica, que les provoca angustia.  En estas ocasiones, el problema no radica en el conflicto en sí, sino en la carencia de herramientas para gestionar su resolución en forma adecuada.